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21 febrero 2011

Mathnawî







No hay más ciencia que el conocimiento de Dios, y cualquier conocimiento que no sea éste es sólo un fardo que gravita sobre nuestras espaldas.



No obstante, si llevas ese fardo con humildad y pureza de corazón, notaras que su peso disminuye, pues se introducirá en tu interior un destello de Divina Sabiduría.



Y si en alguna ocasión llegas a pisar la escalinata que conduce al Conocimiento de las Cosas Eternas, verás como se desatan las correas que sujetan a tu espalda el fardo de la ignorancia, y cómo cae rodando hacia los abismos.




  




Los rayos de luz caen sobre las paredes del Mundo y esas paredes brillan iluminadas. ¿Por qué, oh necio, entregaste tu corazón a meras piedras? Vé y busca la Fuente de la Luz cuya luminosidad hace que las meras piedras sean iluminadas y luminosas.













El Amor es la brújula que nos guía hacia los misterios divinos, pues el amor hacia tal o cual ser no hace sino preparar nuestro corazón para que se albergue en él el Rey del Amor.



Por más que hablemos del amor, cuando caemos en él, nos avergonzamos de las palabras con que lo describíamos.



La palabra manifiesta ciertamente las cosas, pero el Amor no logra jamás ser expresado.










Los cielos están colmados de Ti y nuestros ojos son pequeños para contemplarte. 



Aunque iluminado con tu Luz, más brillante que la del Sol, te ocultas a nosotros, pero iluminas y revelas nuestros más ocultos secretos.











El Amado está todo Él en todas las cosas, y el único velo que lo oculta es la sombra que proyecta el cuerpo del amante.















Esfuérzate, corazón dormido, por conocer el reino que por siempre perdura, que la sucesión de las cosas es sólo un sueño que tendrá un remoto despertar.  



Sabe que, aún en este mundo, hay un lugar de refugio que es cómo la antesala de ese Reino perdurable, y este refugio es el éxtasis que proporciona el Amor.











Todos los amantes que consiguen entrar en el santuario del Amor, no son sino bocas quemadas en la antorcha del rostro del Amado.













Apresúrate, corazón, que Dios quiere brillar dentro de ti. Llenará tu alma hueca con una Alma divina hasta que Ésta se derrame.



Cómo celestial escriba, abrirá las páginas de tu corazón y te revelará inefables misterios que allí tienes escritos, sin que los hayas sabido leer hasta el presente.










Por debajo de las aguas hay otra Agua que agita aquellas, dentro de tu alma otra Alma que te llama.












"Mathnawî"
Din Jalâl a l- Din Rûmî




2 comentarios:

lunasg dijo...

hermosas imagenes que se complementan con aquellas sabias palabras, excelente blog :D

Asia dijo...

Gracias, Sheila, por tu participación. Un saludo.

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