El primer proceso de inquisición contra un teólogo de la Universidad de París durante la Edad Media fue el del Maestro Eckhart (1260-1328), dominico alemán que predicaba la posibilidad de que el hombre alcance aquí en la tierra una vida bienaventurada, asumiendo su origen y filiación divinas.
Sus expresiones arriesgadas sobre el nacimiento del Hijo de Dios en el alma, la experiencia nihilista de Dios a quien llama "pura Nada", el vacío interior que el espíritu comprende como una muerte necesaria o el exilio del alma noble, todo ello condujo a sus acusadores a ver en su obra tesis heréticas.
El interés por Eckhart va más allá de la tradición europea: han sido los filósofos de la Escuela de Kioto quienes han llamado la atención sobre su figura como un interlocutor privilegiado con las tradiciones asiáticas y muy especialmente con el Budismo Zen.
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