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27 octubre 2010

Jihâd








En el entorno posterior al 11 de Septiembre existe la necesidad urgente de enunciar claramente los puntos de vista del Islam tradicional respecto a la Jihâd, la llamada "guerra santa".





La primera cuestión que hay que aclarar es que jihâd no es simplemente lucha o guerra santa. En árabe, jihâd significa literalmente "esfuerzo", esto es, el hecho de hacer un esfuerzo de un modo u otro. En el contexto del Islam, jihâd tiene el sentido de esforzarse por Dios, y este esfuerzo se puede llevar a cabo de un número infinito de maneras, desde dar limosna y alimentar a los pobres hasta concentrarse intensamente en las propias oraciones, o ejercer el autocontrol y mostrar paciencia e indulgencia ante las ofensas, u obtener el auténtico conocimiento, o luchar físicamente contra la opresión y la injusticia. En términos generales, cualquier cosa que exija algo de nosotros - es decir, que exija que vayamos más allá de los confines de nuestro ego individual y de nuestros deseos individuales -, o cualquier cosa que soportemos con paciencia o nos esforcemos por alcanzar para complacer a Dios, se puede calificar de jihâd en el Islam. Este concepto de jihâd es tal que, cuando se enseñan los "cinco pilares" de la fe, la jihâd a veces se considera un "sexto pilar" que impregna a los otros cinco y que representa una actitud o intención que debe estar presente en todo lo que uno hace por Dios.











Dicho esto, no cabe duda de que la jihâd posee un importante aspecto marcial. Para comprender esto debemos recordar que dentro de la tradición islámica se ha entendido que la palabra jihâd tiene dos polos: un polo exterior y un polo interior. Estos dos polos se ilustran en las palabras del Profeta del Islam, que dijo a sus compañeros tras regresar de una campaña militar en defensa de la comunidad de Medina: "Hemos regresado de la jihâd menor (asghar) a la jihad mayor (akbar)". Aqui la jihâd menor se refiere al combate físico, mientras que, tras volver a la relativa seguridad física de su ciudad de Medina, los musulmanes se enfrentaban a una jihâd todavía mayor, a saber, la lucha contra el alma pasional y carnal que busca constantemente su propia safisfaccion por encima de todo lo demás y olvidar a Dios.





Este famoso dicho del profeta subraya la jerarquía de los dos tipos de jihâd, así como el "equilibrio" esencial que hay que mantener entre sus formas exteriores y sus formas interiores*, equilibrio que a menudo es dejado de lado por el enfoque de ciertos grupos islámicos modernos que quieren reformar a la gente y a la sociedad desde "fuera", forzando cambios en el comportamiento externo de hombres y mujeres sin producir primero un cambio sincero en su mentalidad y su corazón.





Esta es la lección de las palabras del Corán cuando Dios dice: "Nunca cambiamos el estado de un pueblo hasta que se han cambiado a sí mismos" ( 13:11). Esta lección, como veremos cuando examinemos la jihâd militar más antigua, fue bien entendida por los primeros musulmanes.



David Dakake









*Hay que señalar que la "jihâd exterior" no es ni mucho menos de naturaleza únicamente militar. El campo de la jihâd exterior es el nivel de la acción humana. No se ocupa de actividades interiores del alma, como la sinceridad y el amor (que constituyen el ámbito de la jihâd interior), sino tan sólo de la correcta acción exterior tal como la define la ley religiosa (sharî'a).














Aquí puedes escuchar el canto o llamada a la oración -Azan - del muecín:











Desde Konya
(mausoleo de Mawlana)






Desde Saraievo





 Granada
 "Canto del amanecer" (Carlos Cano) 





















Aquí puedes ver dos entrevistas a Halil Bárcena (traductor del gran místico sufí Mansur al-Hal.lag  s.X)




















2 comentarios:

mariscal_xx dijo...

exelente

Asia dijo...

Gracias por tu participación.

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