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30 octubre 2010

Sohrawardi











He vivido en mi alma algunas experiencias auténticas y convincentes que demuestran que hay cuatro universos: el mundo de las Luces dominantes o arcangélicas (Luces victoriales, el Yabarut); existe el mundo de las Luces que gobiernan los cuerpos (es decir, las Almas, el Malakut); existe un doble barzaj, y existe el mundo de las Formas imaginales autónomas, tenebrosas unas, luminosas las otras, las primeras de las cuales constituyen el tormento imaginal de los réprobos, y las segundas las dulzuras imaginales de las que gozan los bienaventurados ...










A este último mundo es al que designamos como el mundo de las Apparientiae reales independientes de la materia ('alam al-asbah al-muyarrada); a través de este universo es donde se lleva a cabo la resurrección de los cuerpos y las apariciones divinas, y donde se cumplen todas las promesas de la profecía.

























Te hemos dicho que es imposible que las imágenes estén impresas materialmente en el ojo; es así mismo imposible que lo estén en algún lugar del cerebro. La verdad es que las formas que vemos en los espejos, al igual que las Formas imaginales, no están materialmente impresas, ni en el espejo ni en la imaginación. No son "cuerpos en suspenso", que no dependen de un sustrato (al que se unirían como el color negro, por ejemplo, lo hace con el cuerpo negro). Tienen, por supuesto, lugares de aparición o lugares epifánicos (mazahir), pero no están materialmente contenidas en ellos. El espejo es, desde luego, el lugar de aparición de las formas que vemos en el espejo, pero estas formas están, a su vez, en "suspenso"; no se encuentran en él ni como algo material en un lugar del espacio como un accidente en su sustrato.










La Imaginación activa es, evidentemente, el lugar de aparición de las formas imaginales, pero estas mismas formas están "en suspenso"; no están ni en ese lugar ni en ese sustrato. Mientras en el caso de los espejos aceptamos la existencia de una imagen autónoma, aunque sea superficial, sin profundidad ni reverso, mientras que eso de lo que es imagen (es decir, la forma accidental de Zayd, por ejemplo, inmanente a su materia) es un accidente, debemos aceptar a fortiori la existencia de una quiddidad sustancial, la de la Forma Imaginal (sustancial efectivamente, ya que es independiente de todo sustrato), que tiene una imagen accidental (la forma de Zayd inmanente a su materia). Ahora bien, la luz imperfecta está hecha a imagen de la luz perfecta. Compréndelo.






Sihab al Din Yahayà Sohrawardi:
"Libro de la Teosofía oriental"













Sihab al Din Yahayà Sohrawardi (1155 -1191) nació en Sohraward (Irán) y murió tragicamente en Alepo, probablemente ajusticiado, el 29 de julio de 1191.



Su filosofìa, basada en el principio simbólico de la luz y expuesta en su obra "Sabiduría de la iluminación", abarca el proyecto de resucitar la filosofía de la luz de los sabios de la antigua Persia mazdeísta, proyecto grandioso que Sohrawardi pagará con su vida.






Después de seguir enseñanzas en Maragheh (Azerbaidján), Isfahán (Irán), y Diyar Bakr (Turquía), llegó a Alepo en 579/1183, y estuvo al servicio del príncipe al-Malik az-Zahir, hijo de Sal~h ad-Din, el sultán ayubí.






Acusado de infiel, Saladino ordenó a su hijo que lo ejecutara y, aunque al-Malik az-Zahir se resistía, se cree que finalmente tuvo que ajusticiar a Sohrawardi aunque no se puede excluir que él mismo se dejara morir de hambre.






Conocemos la vida de Sohrawardi, principalmente, a través de su discípulo Shams al-Din Shahrazúri y de su obra.




 










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Sheik Hassan Dyck








Bahramji y Mashti Sufi









Kitaro
amigos de Henry Corbin






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